El número 350 es sinónimo de seguridad climática: la comunidad científica entera nos alerta de que, para evitar efectos climáticos imprevisibles y catastróficos, tenemos que mantener la concentración atmosférica de CO2 (el principal gas de efecto invernadero) a una concentración inferior de 350 ppm (partes por millón). Y ya estamos por encima de 400 ppm, lo cual implica que los gases atrapan más la radiación solar, causando un rápido calentamiento global, y, localmente, un aumento de eventos extremos (inundaciones, huracanes, sequías, lluvias intensas…). Otros efectos relacionados al cambio climático, como el deshielo del Ártico y la perdida de glaciales en los Andes, nos confirman que ya hemos sobrepasado el límite de seguridad, y que, a no ser que seamos capaces de volver a estar rápidamente por debajo de 350 ppm durante este siglo, corremos el riesgo de desatar un descontrol climático de consecuencias irreversibles, como el completo deshielo de Groenlandia, que provocaría el desprendimiento de grandes cantidades de metano por el derretimiento de la capa de permafrost o permagel.
Si quieres profundizar en la comprensión científica del Cambio Climático, visita: 350.org/science (en inglés).
Un poco de cálculo: tres cifras que no debes olvidar
Para comprender la gravedad de la crisis climática, sólo tenemos que hacer algunos cálculos. Las empresas de combustibles fósiles cuentan con reservas conocidas de petróleo, carbón y gas que suman a una cantidad cinco veces mayor de lo que los científicos consideran como el límite máximo para poder contener la subida de temperaturas por debajo e los 2°C. Es decir: tenemos que mantener bajo tierra el 80% de las reservas conocidas de combustibles fósiles, si queremos evitar entrar en una crisis climática sin retorno, que amenazaría no sólo al medio ambiente sino también a nuestras sociedades. Esto se resume en tres cifras:
- 2 grados. Empujados por las evidencias, predicciones y alertas de la comunidad científica, en el 2009, durante la COP de Copenhague, los gobiernos del mundo se comprometieron a evitar variaciones de temperatura por encima de los 2°C (comparado con la época pre-industrial), ya que tendría consecuencias extremadamente peligrosas. Actualmente, la subida de temperatura registrada ya es de 0.8°C, lo cual ha causado mucho más efectos del que la mayoría de las predicciones científicas esperaban. Por ejemplo, los eventos extremos son mucho mas frecuentes, un tercio del hielo marino del verano en el Ártico ha desaparecido, los océanos son un 30% más ácidos y, ya que el aire caliente contiene más vapor de agua que el frío, el calentamiento global agudiza tanto las inundaciones como sequías. Por esta razones, últimamente se está rebajando a +1.5°C el umbral de seguridad (de hecho, no existe un umbral verdadero, si no estimaciones de cuando lo efectos puedan volverse irreversibles e incontrolables).
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565 GtCO2. Los científicos estiman que los humanos podemos verter aproximadamente más de 565 gigatoneladas de dióxido de carbono (GtCO2) a la atmósfera con alguna esperanza razonable de mantener la variación de temperatura por debajo de +2°C. Simulaciones numéricas calculan que, incluso si dejáramos de aumentar los niveles de CO2 hoy mismo, la inercia del sistema llevaría a elevar la temperatura a +0,8°C mas (llegando a +1.6°C), o sea, a 4/5 del camino hacia el umbral de seguridad de +2°C.
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2.795 GtCO2. Según Carbon Tracker Initiative (iniciativa rastreador de carbono, equipo de analistas financieros de Londres), las reservas de petróleo, carbón y gas, conocidas por empresas de combustibles fósiles y países cuya economía se basa en ellos -como Arabia Saudí, Venezuela o Kuwait-, equivalen a unos 2.795 GtCO2, o sea, cinco veces la cantidad máxima de 565 GtCO2: quemar todas estas reservas conocidas llevaría a subidas de temperaturas inaceptables para la vida misma. Y eso sin tener en cuenta las reservas que se van descubriendo con técnicas no convencionales como la fractura hidráulica (fracking) y la peligrosa búsqueda en aguas profundas (Canarias) o heladas (Ártico).
